REGLA 8 DE LA O.F.S.: La Virgen María, humilde sierva del Señor, siempre atenta a su palabra y a todas sus mociones, fue para San Francisco centro de indecible amor, y por él declarada Protectora y Abogada de su familia. Los franciscanos seculares den testimonio de su ardiente amor hacia Ella por la imitación de su disponibilidad incondicional, y en la efusión de una confiada y consciente oración.
SALUDO A LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA:
Salve, Señora, santa Reina,
santa Madre de Dios María,
que eres virgen hecha Iglesia
y elegida por el santísimo Padre del cielo,
consagrada por él con su santísimo Hijo amado
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la que estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien.
Salve, palacio suyo; salve, tienda suya;
salve, casa suya; salve, vestidura suya;
salve, sierva suya; salve, madre suya,
y todas vosotras, virtudes santas,
que por la gracia y la iluminación del Espíritu Santo
sois infundidas en el corazón de los fieles,
para que de infieles se vuelvan fieles a Dios. SAN FRANCISCO DE ASÍS
Ver: EL ÁNGELUS
Ver: Hoja Especial, Corona Franciscana
Ver: FRANCISCO Y CLARA DE ASÍS CONTEMPLAN EL MISTERIO DE MARÍA por Michel Hubaut, o.f.m.
Ver: MARÍA SANTÍSIMA EN LA EXPERIENCIA RELIGIOSA DE FRANCISCO DE ASÍS por José Álvarez, o.f.m.
Ver: DEVOCIÓN DE SAN FRANCISCO A MARÍA SANTÍSIMA por Kajetan Esser, o.f.m.