Si algo ha caracterizado a la Fraternidad de Francisco de Avilés desde su fundación hace dos años y medio es que siempre ha sido un espacio de acogida y encuentro para cualquier persona en situación de vulnerabilidad que necesite compañía, consuelo o alimento. La crisis sanitaria del coronavirus obligó a la orden seglar a cerrar sus puertas, pero siguen trabajando y tanto los voluntarios como su presidente, Agustín Albuerne, han tenido que adaptarse velozmente a este nuevo escenario para ayudar a cientos de familias de la comarca a las que el coronavirus ha dejado en una situación crítica de absoluta necesidad.
¿Cómo ha afectado la crisis sanitaria al trabajo humanitario que desarrolla la Fraternidad?
Todo ha cambiado muchísimo, principalmente porque tuvimos que cerrar las puertas a todas esas personas necesitadas y cambiar nuestra filosofía de trabajo. El objetivo desde el primer momento fue garantizar la supervivencia de las personas ofreciéndoles a diario una nutrición equilibrada. Calculábamos repartir comida a unas treinta personas, pero nos vimos sobrepasados con el volumen de familias que nos solicitaron ayuda.
¿A cuántas personas han atendido durante estos meses?
Hay que tener en cuenta que las cifras que manejamos son a fecha del 19 de mayo, por lo que ahora son aún más. Hablamos de que antes de la crisis atendíamos a 283 familias y ahora hemos alcanzado las 593. Han llegado a nosotros 1.100 personas nuevas desde el inicio de la pandemia, con un volumen total de 1.800. Suelen ser núcleos familiares de algo más de tres miembros, ya que hemos notamos cierto reagrupamiento familiar, vuelven a casa de sus progenitores a pasar la pandemia juntos.
¿Qué ayuda les prestan?
Estas 1.800 personas forman parte del programa de reparto de alimentos a domicilio. Se reparten lotes de productos básicos a doce familias al día. Se les hace llegar un suministro de 20 kilos por persona, lo que se traduce en 720 kilos a diario, cifras que asustan, pero que son la realidad de la comarca. Ha esto tenemos que sumar las 160 personas que todos los días acuden a la Fraternidad a recoger una bolsa de alimentos. Ayudarles a todos ellos es posible gracias a que existe un Avilés solidario que responde cuando se le necesita.
Regulaciones de empleo
¿Ha cambiado algo al avanzar en las fases de la desescalada?
Sí, las fases traen consigo nuevas realidades. La menor presencia de cuerpos y fuerzas de seguridad ha aumentado el flujo de personas que acuden a nosotros porque pierden el miedo a salir a la calle y que les pare la policía, sobre todo personas recién migradas. También se ve mas presencia de niños con sus familias. Al principio vivían auténtico terror, no salían de sus casas.
¿Han notado un cambio en los perfiles de personas que demandan ayuda tras la pandemia?
Totalmente, la necesidad y el hambre ya han llegado a toda la comarca y a todas las clases sociales de Avilés. Hasta ahora eran un grupo estable de familias relativamente insertadas, que presentaban arraigo en la comunidad, incorporadas a planes de empleo y al sistema educativo. Con la crisis sanitaria observamos una irrupción increíble de realidades diferentes. De las 1.100 personas nuevas, 82 son recién migradas, principalmente latinoamericanos, y están en situación de máxima vulnerabilidad. Pero también ha aumentado la ayuda a personas locales, vecinos que residen en pleno centro, en entornos que no te esperas.
¿Avilesinos que han perdido su empleo por la crisis sanitaria?
Efectivamente. Hemos ofrecido ayuda a 25 personas en situación de ERE y otras 38 en ERTE. La mayoría son empleos locales que servían de sustento a toda una familia y ahora se ven sin ningún ingreso y absolutamente nada que comer. También ayudamos a 29 mujeres en entornos de prostitución, muchas con menores a su cargo que atendemos en colaboración con Apramp.
¿Qué papel juega la colaboración entre entidades?
El mejor trabajo se hace en red. Somos un servicio complementario y orientamos a las personas hacía otros entes sociales locales. Pero nuestro tamaño nos hace llegar a donde otros no pueden y con una respuesta muy rápida a las nuevas necesidades. Estamos disponibles las 24 horas del día, con teléfonos de contacto permanente. Nadie estaba preparado para esto, pero hemos trabajado para estar a la altura y no defraudar a las personas a las que queremos y confían en nosotros.