No podíamos estar fuera de esta lucha. Nos unimos y reorganizamos para responder contra el Covid-19”, explica el coordinador de este proyecto que ha realizado en un año 46.000 consultas
Cuando va a cumplirse un año desde que surca las aguas del Amazonas para ofrecer asistencia médica a las poblaciones del estado brasileño de Pará, al norte del país, el barco-hospital ‘Papa Francisco’ se ha volcado en la pandemia del coronavirus, que deja más de 1,9 millones de infectados y casi 75.000 fallecidos en esta nación latinoamericana.
No podíamos estar fuera de esta lucha. Nos reorganizamos para responder contra el Covid-19”, explicó Joel Sousa, coordinador del proyecto, en una entrevista con el portal del episcopado brasileño. Sousa es miembro de la Fraternidad San Francisco de Asís en la Providencia de Dios, instituto religioso que impulsa esta iniciativa junto a la Congregación de las Pequeñas Misioneras de María Inmaculada. El barco cuenta además con el apoyo de Bernardo Bahlmann, obispo de Óbidos, la ciudad desde donde zarpó el ‘Papa Francisco’.
La embarcación ya hizo grandes milagros en la vida de los pueblos de las riberas, llevando salud y esperanza”, comentó Sousa, explicando cómo está siendo hasta el momento la lucha contra el coronavirus. Estamos atendiendo principalmente los síntomas gripales y los síntomas de Covid-19 leves. El médico hace las consultas y también entregamos los medicamentos, junto con la secretaría de salud local”, declaró el religioso.
De 32 metros de eslora, el ‘Papa Francisco’ cuenta con una dotación de 23 sanitarios. El barco tiene salas de rayos X, mamografía, ecocardiograma, pruebas de esfuerzo, sala de operaciones, laboratorio de análisis, farmacia, sala de vacunación, consultorios médicos, consultorios oftalmológicos y odontológicos, así como camas para internar a algunos pacientes. En un año ha prestado alrededor de 46.000 consultas.
La nave se construyó gracias a una convención con el Estado brasileño de Pará, que aportó los fondos de las indemnizaciones pagadas por las multinacionales químicas Shell y Basf como resarcimiento por un accidente ambiental que provocó la muerte de 60 personas.