Gracias al apoyo de la asociación "Semillas de Paz" y a la contribución de la Conferencia Episcopal Italiana, se entregaron los primeros diplomas a los alumnos graduados del instituto que lleva el nombre del Papa Francisco, en Kinshasa, República Democrática del Congo. Sobre esto habla Francesco Ricupero en un artículo publicado el sábado 12 de septiembre por L'Osservatore Romano y titulado: "Fraternidad universal".
Un resultado alentador fruto de la solidaridad y el compromiso de muchos. "Estamos orgullosos y satisfechos de haber contribuido a dar a tantos jóvenes congoleños la oportunidad no sólo de asistir a una escuela secundaria, sino de obtener su diploma de secundaria este año", dice Marino Sabatino, vicepresidente de la Asociación Semillas de Paz, citado por Francesco Ricupero en el artículo. Gracias al apoyo financiero de la Conferencia Episcopal Italiana, y con la colaboración de las Hermanas de la Congregación Hijas de la Pasión de Jesucristo y de María de los Dolores; la Asociación nacida en Tarquinia hace 40 años, pudo crear el Instituto Papa Francisco en Kinshasa, en la República Democrática del Congo, donde no sólo aprenden los niños, sino que pueden hacer al menos una comida al día y recibir instrucción sobre los principales elementos de higiene para prevenir enfermedades.
En el distrito de Mikondo, donde se encuentra el instituto Papa Francisco, uno de los más degradados de la capital Kinshasa, viven cientos de familias con graves dificultades financieras y este colegio es casi un oasis en el desierto.
Para muchas personas, la educación es el verdadero proceso de liberación de los riesgos de la explotación, la pobreza y la exclusión social. La escuela se construyó en tres años: "Hoy -explica Marino Sabatino- ver la foto de los graduados me llena de alegría y satisfacción". Estos chicos pueden ser ahora el futuro de su país, "un faro brillante que puede indicar caminos de paz y desarrollo".
En la República Democrática del Congo, Semillas de Paz, que también se ocupa de los proyectos de desarrollo en varios otros países pobres, se ha comprometido no sólo a capacitar a los graduados en el mundo del trabajo dándoles la oportunidad de asistir a talleres técnico-profesionales, sino también a construir una escuela infantil en Mikondo.
La estructura se llamará Mama wa Bolingo ("Madre del Amor") y acogerá a niños de entre 3 y 6 años. Junto con la escuela secundaria y la escuela primaria preexistente formará un gran centro escolar, dirigido por las Hermanas Hijas de la Pasión de Jesucristo y María de los Dolores. "La presencia de una escuela tiene un valor inmenso para las comunidades muy pobres como Mikondo -subraya la asociación Semillas de Paz- porque promueve el desarrollo social, cultural y económico, creando las bases para un futuro mejor para las nuevas generaciones.